Los contenidos de esa exhibición, a priori, serían diversos; eran apenas unos elementos que ellos mismos atesoraban en sus casas: algunos uniformes raídos, caramañolas, marmitas, chapas identificatorias de soldados, cartas que éstos enviaban a sus familiares desde el lejano Atlántico Sur... Pero a este puñado de recuerdos quisieron sumarle algo más. Entonces viajaron a la base naval de Puerto Belgrano, se reencontraron con jefes militares y camaradas de otra época, y desde allí les fueron cedidos diversos materiales (algunos fusiles y municiones que se habían usado en 1982, entre otros objetos) para una muestra que, aún entonces, era una sólo idea.
Estos ex combatientes, enrolados en la Unión de Veteranos de Malvinas del Sur de Santa Fe, buscaron en su ciudad, Rufino, un ámbito para la exposición. Les prestaron un salón, donde tendieron tablones y caballetes y así, tan precaria como llena de entusiasmo, la exposición —o la memoria misma— se abrió camino.
Fue exitosa y sembró la semilla para un futuro museo, aunque todo estuvo impulsado por una curiosidad, un hecho inesperado: un alumno de una escuela que había asistido a la demostración en ese salón preguntó a los ex combatientes: ¿por qué no hacen esto en un lugar propio? El alumno comentó la inquietud a su maestra, ésta a la directora del colegio y ésta, a su vez, concluyó la tarea: ofreció a los veteranos ámbitos de la Escuela General Manuel Belgrano N°669 para que montaran allí su museo.
Fueron dos salas y un baño, en condiciones que había que acondicionar. Los ex combatientes de Rufino se encargaron de todo: «Trabajamos noche y día durante muchos meses para restaurar todo eso, todo fue entusiasmo», comenta Eduardo Cabrera, uno de ellos. Durante 2020, en la medida en que tuvieron posibilidades en el marco de la pandemia y cuarentena, concluyeron el trabajo. El 2 de abril de 2021 el Museo Malvinas Rufino abrió sus puertas.
Cuatro grandes banners montados en la galería que conecta ambas salas grafican historias que para los veteranos son hitos: uno refiere al 2 de abril de 1982; otro al 2 de mayo del mismo año, cuando fue hundido el crucero argentino «ARA General Belgrano»; un tercer banner relata cuando las tropas argentinas hundieron el crucero inglés «Coventry»; un cuarto, imágenes de soldados argentinos que pelearon en la contienda.
Además de los objetos que exhibe, el Museo Malvinas Rufino porta, esencialmente y como valor agregado, el relato oral de cada uno de los veteranos. Son estas narraciones las que fundan, también, no sólo los propósitos de la institución, sino también su acción: los ex combatientes de Rufino no esperan solamente que alguien los contacte y venga a su museo, sino que ellos mismos salen con su acervo a recorrer instituciones educativas y sociales del sur santafesino para mostrar, contar, reflexionar, interpretar. No olvidar, resumen. «Trabajamos siempre con una misión: que la causa Malvinas siga encendida para seguir malvinizando», destacan ellos.