Desde entonces, el museo comenzó a atesorar parte del patrimonio de la localidad y, fundamentalmente, desarrolló un trabajo de comunicación de la historia regional en visitas guiadas que realizaron alumnos y docentes del lugar. Entre las historias más singulares que se han transmitido a los alumnos está la del origen del vocablo Murphy, que, según comentan los hacedores de este museo, en las antiguas lenguas irlandesas proviene de los vocablos sea warriors (guerreros del mar). También la narración sobre la historia del origen de las tierras donde está hoy asentado el pueblo: éstas eran el límite entre los campos de los barones de Armstrong —Thomas de Saint George Armstrong y María del Carmen de Portugal y Farías (padres de la condesa María Elena Armstrong de Chateubriand)— y los de la Estancia San Juan, del próspero hacendado irlandés Johan James Murphy, de quien el ferrocarril tomó el nombre para la estación.
Actualmente, el museo está abocado a la recolección de objetos para catalogarlos. Sobresale entre sus proyectos la construcción de un archivo fotográfico digital y la producción de una serie de videos documentales que registren, a través del testimonio de muchos protagonistas, la historia de Murphy.